jueves, 18 de marzo de 2010

Persianas que han...

Del verano tuve ya eso que pedía
aunque aquello no fuera lo que hace falta.

Miro el sol
que en el pulmón de la manzana
anuncia la doble naturaleza de marzo.

Son muchas las persianas que han quedado bajas
yo abrí la tuya solamente unos centímetros
así entraba un hilo tibio
donde acosté el cuerpo en función de escribir.

Y ahora que te vas
(somos muchos los que se alejan)
otoño se muestra con hojas que se avecinan
en la entrada de los locales a la calle.

jueves, 11 de marzo de 2010

De un viaje

En el canto entre realidad
del día casero estiraba la mano y la noche
intentaba saludarte. ¿Un sueño?

El peso muerto
admitía sólo el atisbo de una sonrisa.
Como la boca del bebé
girasol en la siesta.

Un cuerpo enmarañado y calmo
que distingue en la puerta la sombra del varón contra la luz.

Dejé el beso llegar a la comisura,
telón para las palabras del héroe
que se llena de ímpetu antes de un viaje, complicado y victorioso,
-estás hermosa-.

Con la panza en el colchón
me acuesto en la soledad de una segunda noche.
Incomodidad y fueron las preguntas
del mañana las imágenes que son otras.

jueves, 4 de marzo de 2010

Cortaba para jugar

llevara una armadura y un caballo grandioso
una voz que permitiera
no tener que abandonar la plaza al enemigo
poder disipar, destruir
(sin esperanza de reencontrarlo)

tengo un espacio lleno de objetos
comida, ropa que viste
no perdí muchas cosas, no rompía las muñecas
me enseñaran las plantas que cortaba para jugar
a no sentir que pierdo la propia alma

mi mamá en cambio lo entendía y me retaba
yo sonreía con mi ensalada de flores
acostumbrada a verlas crecer, continuamente.

jueves, 25 de febrero de 2010

Espacio verde de mañana

Lindo el espacio verde de la mañana de sol
Vecina de los perros con voz ronca
Camión destartalado pasa por badén
Un vaso de coca canta con el gas que le queda
Chicharras como plañideras se desahogan
En los primeros fríos del fin del verano
El ritmo lo da una escoba contra el piso y algunos pocos pájaros
Después el motor del 60
Los ruidos sobre la chapa de la galería
El teléfono, el timbre, las tareas que hacer
Lindo espacio verde de mañana de sol

viernes, 19 de febrero de 2010

Flor del limonero

Todos somos débiles. Venimos, perdidos,
entre las hojas.
De las plantas, caídas después de la lluvia
se levantó con un salto la flor del limonero
como un agua especiada.
Al mostrarse en el día
contiene el olor del fruto de manera más calma
como en las calles empedradas de Sorrento.

Es febrero, aunque el sol está cubierto y hace frío.

Yo quedé meditando,
con las manos aparté algunas abrazando sus rodillas
aguantaba las espinas verdes y la fuerza al cortarlas.

Las guardé como un tesoro de impermanencia
en agua que de especiada empieza a pudrirse
si bien las coronas están intactas
blanco, amarillo, verde, musgo, conviven
suspendidas flotan como un adorno
de vana contemplación.

jueves, 11 de febrero de 2010

Tallos como juncos

Es la crecida un momento de la estación
Crecen tallos como juncos, después de la poda
Para recordar la abundancia
En el medio del tiempo de lluvias.

Es una pérdida de inocencia
Cuando el desborde se percibe
Con miedo, piernas débiles, ahogo, voz ronca
Ante la mirada inquieta de una señal elocuente.

Y escucho en tu voz el cansancio
Un suspiro, tal vez aliento
De ventana que se abre en tu mano
Y que puedo guardarla, más allá de febrero.

Sin espera, y merece no tener nombre
Lo ansiado que ya nació
Mora en un lugar sin reglas, para mostrarse
Con la condición de vivir en desmesura.

jueves, 4 de febrero de 2010

Con el calor, sobre la calle

Yo vivo el despojo del viajero
el largo camino de ansiedad, el minuto previo
la firmeza de las manos al tocar sólo lo que sale al encuentro.

Como el sueño que persiste, ante todos los tiempos, se enciende.

Creía que llegar a destino era un descanso que compartíamos
y que todo aquello que pedimos se iría, con el calor, sobre la calle.
Un ascenso leve, sin imponer condición ninguna.

Pero entrar en el espacio de un cuerpo, como morder,
no puede ser más que ardiendo
con gesto de garras.

Tal vez seamos
dos tierras paralelas
que se rozan
para evitar la herida
o quizás
sea esta
una nueva forma de desarmarnos.