jueves, 29 de octubre de 2009

Primavera (quero)

diría que estar sobre la estación sin tenerte no es primavera,

pero los días se abren como un tesoro para mí


la casa se llenó de flores

hay una especie de calia en el dormitorio de mamá

que mira mientras vuela su capa hacia atrás blanca


pienso en tu manera de hablar

en el tiempo que nos reíamos

qué lejos quedó tu voz

tu barba, eso que el hombre trae

presumía de vos

mientras gastabas insistente mi piel con besos

como se rasca la tierra o los gatos en la madera

sacabas lo que sobra de mí.


el límite del río donde nos acostamos calló prudente,

alguien más te va a llevar al río como yo antes.


empiezo a adorar los días de calor,

los bichos se pasean cantan los pájaros,

en el jardín laberinto no encontré lavanda

pero vi una una estrella verdeagua, pequeña, creciendo entre las hojas.


...


Si tuviera que elegir dónde guardar las lágrimas eligiría un quero sin asas para que no puedas abrazarme. Lo guardaría junto a lo que queda de vos, un pez, una espiral, la palabra bailarina.

No creas que estoy triste.

La noche de primavera es fresca y las copas de los árboles, sombras recortadas en el último azul del día, parecen los juegos de arena que estaban de moda en los noventa.

Los perros ladran. Yo escucho Mirrorball sentada en la cama con el jean roto en las rodillas y la cola, que no puedo dejar de usar, tratando de entender la palabra sincera: una miel purgada, cuadro sin barniz, la palabra expuesta.

Ut mele sine cera.

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